EL BARRIO DE LA SOLEDAD TIENE SUS ORÍGENES INDÍGENAS Y FUE CAMBIANDO TRAS LA LLEGADA ESPAÑOLA

“Este antropólogo e historiador Rodrigo Daniel Hernández, me hizo favor de invitarme a darle una checada a su libro y sobre todo me invitó para esta presentación que para mí es muy importante dar a conocer este barrio de la Soledad como un barrio originario que ya existía antes de la fundación llegal en 1526, ya existía como la frontera entre p’urhépechas y aztecas y sobre todo darnos cuenta que siempre fue un barrio muy aguerrido por ese pleito que tenían contínuamente entre aztecas y p’urhépechas.

Y luego cuando llegaron los otomíes aquí, yo decía como las autoridades españolas pusieron como jefes del barrio de la soledad a los otomíes, que gobernara a los p’urhépechas, pero los p’urhépechas nunca quisieron dejar el  agua, de gobernar, de controlar el agua, ya siempre fue un conflicto eterno.

También otro gran conflicto que hubo ahí en el barrio fue la dotación de tierras, que ellos siempre pelearon sus tierras indígenas, que finalmente se las otorgó en la reforma agraria, les otorgaron lo que es todo, las Malayas, Los Morales, todo eso se les entregaron a los indígenas, pero siempre ellos, el grupo de Los Morales siempre apoyaron a los agraristas, apoyaron a los villistas, apoyaron en contra de los, vamos a decir, los católicos más centrados que ellos fijaron su devoción en la Virgen de la Soledad y sin embargo los asagraristas o este  con el señor del Perdón, entonces había como dos pleitos, el Cristo  del Calvario que se veneraba ahí en el barrio de la Soledad y el otro, el contrario.

Una parte de la memoria colectiva fue registrada en este libro, con la participación de vecinos, quienes compartieron sus recuerdos y, en este contexto, hace 50 años aproximadamente, fray Salvador Rangel, fue partícipe de los cambios estructurales y sociales que seguían hacíendose presentes en este barrio.

“Y pues siempre hasta hoy día está la división un poquito y pues yo hace 50 años llegué al barrio, empecé a trabajar, como dice el antropólogo Rodrigo, era un conflicto de 50 años por la tierra, por las imágenes y sobre todo por un terreno que estaba a un lado. Entonces afortunadamente Dios me ayudó, Dios me iluminó y “pacificamos el barrio” porque ellos eran muy aguerridos, defendió su identidad indígena y poco a poco fueron cambiando por medio del acercamiento, el deporte, hacerlo que se abrieran a toda la ciudadanía y afortunadamente cambió el barrio, de ser un barrio cerrado se hizo un barrio socialmente abierto. 

Pues sí, sobre todo era un barrio muy belicoso, nadie podía pasar para allá, llegaban hasta el cagüaro nada más, pero acercándonos a ellos, se fundó ahí un kínder y luego la famosa preparatoria que la querían poner en las Malayas. Yo luché para que se pusiera ahí, y de hecho yo acompañé al licenciado Rangel a ver a la dueña del terreno, doña Nicolasa, y nos vendió el terreno para hacer la preparatoria.

Entonces sí hubo ese cambio. ¿Por qué hubo ese cambio? Por el acercamiento a la gente, el cariño a la gente, el estar con ellos, yo las convivencias entre jóvenes que eran imposibles, yo los invitaba a alguna alberca, los invitaba de paseo y siempre tenían estaba cuidando los muchachos y muchachos, muchachas, porque ellos creían que el encuentro de un muchacho o una muchacha era para tener actos sexuales.

Y les fui cambiando la idea, y esa mentalidad bravía de peloneros, se las fui cambiando por la mentalidad de la competencia en el deporte, el culto al cuerpo en cierta manera. Y así fue como fueron cambiando, se fueron abriendo también a más gentes, que se fue abriendo. Entonces yo creo que pues sobre todo lo que cambió fue la identidad de esa gente más abierta y sobre todo que ya se hizo un barrio más pacífico.

“Sí, como dijo una persona, le dijo al antropólogo Rodrigo que casi esta es la puerta de entrada, se pueden investigar más. Yo les decía que en 1580 ya había 13 barrios indígenas, 13 barrios en la Acámbaro, vale la pena investigar quién eran, dónde estaban los barrios, quiénes habitaban, hablaban cuatro lenguas en aquel tiempo, en 1522 ya se hablaban varias lenguas aquí, valía la pena, por eso es tan importante ver el origen, las bases de Acámbaro, y eso que ha hecho el antropólogo Rodrigo es la puerta para poder hacer más cosas.

Saludo muy cariñoso, y hace 50 años llegué a este a este barrio. Yo sé que México tiene problemas, Guanajuato tiene problemas, inseguridad, a Acámbaro también tiene problemas de inseguridad, y entonces pues hay que buscar esa paz, hay que buscar la armonía, hay que poner lo que está de nuestra parte y yo hago votos porque así suceda.”